Es gordo, con la mente flaca
y perversa.
Desde su balcón
tiene una afición:
observar balcones.
Hay de todas las edades,
hay de todas los colores,
hay de todas las nacionalidades.
No le hacen falta gafas
al mirador de balcones.
Pero sólo es un observador
y su fluir psíquico no
llega a aprehender sus emociones.
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